La espera de Miguel González Troncoso
La mujer llevaba allí, en ese lugar, cerca de tres meses.
Durante todo este tiempo ha estado inmóvil. La verdad - según reconoce - no ha sentido la necesidad de moverse.
El lugar es oscuro y silencioso. Aunque de vez en cuando, ha podido escuchar el cerrar de una puerta, con un sonido parecido al que emitía el freezer donde el carnicero del barrio congelaba la carne.
En este tiempo ha podido recordar, sin esfuerzo, lo que fue su vida y cómo se fue trazando su destino, hasta llegar a este lugar.
Recuerda que la mayor parte de su vida fue de desdicha, pero le reconforta el saber que también había sido amada con pasión y dulzura. Y que ella misma, también amó de la misma manera. Aunque esos amores - según puede apreciar ahora - no fueron lo suficientemente profundos y comprometidos, como para librarla del tortuoso y solitario camino que ha tenido que recorrer hasta llegar a este lugar.
Sabe que durante toda esta marcha ha estado sola, y que de nada valieron los ruegos y las miradas al cielo implorando ayuda, pues su destino ya estaba escrito, y ella misma ayudó a plasmarlo con letras de sangre.
La mujer, sabe que ha cumplido con lo que se esperaba de ella: Dar vida. Pero también sabe que para ella, la vida ha sido un enigma y, que al final del camino, está en la más absoluta soledad.
¿Por qué no vienen?, se pregunta, y sus recuerdos le traen imágenes de sus hijos, a los que crió, a los que acunó en sus brazos, cuidó en sus enfermedades y que amó incondicionalmente. A los que vio crecer, y que después, cuando se hicieron hombres, se fueron, dejándola a su suerte.
Su mente, percibe un frío intenso, permanente. No es común - se dice -, y asocia el frío con el sonido que hace la puerta del refrigerador al cerrarse. Sonido que ya había escuchado varias veces, y que ahora, resignada, le permite saber, sin equivocarse, que se encuentra en una de las cámaras frigoríficas del depósito de cadáveres.
La constatación de estar muerta no la asusta. Sólo teme a una infinita soledad.
Cree saber que ahora sus hijos la están buscando, pero sabe también que no es para llevarla con ellos, sino para entregarla a la tierra.
De vez en cuando, y por algunos instantes quizá, alguno de ellos la recordará, para luego, dejarla caer nuevamente en el olvido.
SOBRE EL AUTOR
Miguel Enrique González Troncoso (Santiago, Chile. 1954) Orientador y Mediador Familiar. Comenzó su actividad literaria el 2012 incorporándose al taller literario La Barraca y ha obtenido varios premios en distintos concursos literarios. Su primera publicación es del año 2013 con el libro "Relatos y cuentos breves", el 2014 publica su segundo libro "Helga de Berlín y Otros relatos"; el 2015 publica "Cuentos y Relatos"; y el 2017 publicó su cuarto libro "El Viaje". Sus cuentos y relatos han sido publicados en el Semanario Sueco de habla hispana "Liberación". A partir del 2014 se incorpora a la Sociedad de Escritores de Chile, SECH.