Añoranza de Luis Beauxis
Presentamos el relato "Añoranza" del escritor uruguayo Luis Beauxis
¡Nieva! Una vez más nieva. Se diría que todo se reduce a nieve en este maldito país prisión. Cada copo que veo caer, a través del ventanuco, pareciera añadir otra gota de frío en mi interior, helado ya y sin él.
¡Frío! Siempre frío. Ese mismo frío cruel que nos caló hasta los huesos desde el preciso instante en que arribamos a Suecia. ¿Para qué vinimos? ¿Por qué tuvimos que aceptar la invitación de la Reina Cristina? ¿Por qué? ¿Por qué someternos a los caprichos de esa joven alocada con ansias de lucimiento personal?
Casi podría asegurar que fue entonces cuando comenzó a gestarse nuestra dolorosa separación, aunque sólo se materializara al cabo de mucho tiempo.
¡Qué ironía! ¿Verdad? La Guerra de los Treinta Años no consiguió alejarnos uno del otro y sí pudo hacerlo este ridículo militarcillo nórdico ¡a quién Dios envíe muy pronto una mala muerte! Su perenne presencia de carcelero hasta torna irrespirable el aire de esta pequeña habitación. ¿Cómo pudo ser capaz de arrancarlo así de mi lado? ¿Es que no le dio entrañas su madre? Aún hoy siento que se desgarra hasta la última de mis fibras al evocar ese momento terrible.
¡Dios mío, cuánto lo extraño! Extraño sus pasos errabundos, el rítmico subir y bajar de su pecho y, sobre todo, extraño sus manos; sí, sus suaves manos acariciando mi cabello... ¡ay!
Intento consolarme ¡vanamente! rememorando tantos gratos momentos cuando él y yo éramos una misma carne. ¡Qué felices fuimos allá en nuestra Francia! También en Suiza, Italia y en Holanda. El sol brillaba. ¡Nosotros brillábamos! En cambio aquí...
¿Qué será de él ahora? Imposible evitar preguntármelo infinitas veces.
¿Habrá podido retornar al fin a la dulce patria que jamás debimos haber abandonado? Al evocar a Francia siento como si el llanto estuviese a punto de manar del fondo de mis ojos, resecos largo tiempo. ¿Será acaso posible que un día volvamos a unirnos allí, ya muertos, tal como lo estuvimos en vida? ¿Podrán quizás descansar juntos nuestros huesos en el Cementerio de Sainte-Geneviève, cual los de aquellos célebres amantes Abelardo y Eloísa? ¡Ay, si Dios así lo quisiese! Mas ¿a qué engañarse? Mi fe y mi esperanza están flaqueando; he de confesar, aunque me duela en lo más profundo, que todas y cada una de mis ilusiones yacen quebrantadas y esparcidas, iguales al hielo de un charco que débil cede ante el embate de una bota claveteada de hierro...
¿Se apiadará alguien de nosotros y logrará juntar, de una vez para siempre, cabeza y cuerpo de quien en vida fue René Descartes?
Lo dudo muchísimo, y no sólo como método.
SOBRE EL AUTOR
LUIS ANTONIO BEAUXIS CÓNSUL (Montevideo,
Uruguay. 1960), casado con Leonor Díaz de Vivar. Dos hijos (Rodrigo y Joaquín).
Empleado bancario. Cursó estudios en la Facultad de Medicina (UDELAR) sin
llegar a doctorarse. Ha obtenido Premios y Menciones en Certámenes de Narrativa
y Poesía (Nacionales e Internacionales). Lleva publicados, hasta la fecha,
cuatro libros de relatos: "FICCIONES EN SU TINTA" (E.B.O. 1992); "CUENTICULARIO" (SIGNOS, 1993); "OTRAS
MEMORIAS" (ARCA, 1994) y "UN PUÑADO DE SOL..." (A.E.B.U. 2004).